lunes, 19 de noviembre de 2012

SECO DE LUCENA: POR UN PERIODISMO INDEPENDIENTE

"EL DEFENSOR DE GRANADA es un periódico independiente: he aquí nuestra profesión de fé. La llevamos por nombre, vá tan unida a nosotros que tendríamos que morir para abjurar de ella.

Defender con entusiasmo, con inflexible rectitud, los intereses que cobija este hermoso cielo; no doblar la cabeza bajo la pesadumbre y el yugo de los partidos; conquistarse las cariñosas simpatías de un pueblo generoso, interpretando sus aspiraciones, denunciando los abusos que sobre él graviten, es en verdad una empresa levantada, y nos enorgullese el haberla acometido: que, si nuestro poder es menguado, la voluntad que nos anima es indomable, y la esperanza de conseguir lo que nos proponemos es indestructible." Primera página del primer número de El Defensor de Granada. (1881)



No es de extrañar encontrar las noticias, en los apuntes del periódico, de las primeras denuncias que sufrió El Defensor apenas salido su primer número a la calle, obligando a suspender su publicación durante 20 días.









En esta época profesar la independencia en el periodismo era tarea difícil y hoy día nos podemos hacer la misma pregunta?


Luis Seco de Lucena Escalada fue propietario y director del periódico el Defensor de Granada desde su creación hasta 1907 cuando lo vendió. Siguió de director siete años más pero en 1914 lo deja definitivamente. A partir de esta fecha decide dedicarse a lo que le atrajo a Granada: la belleza de la ciudad y más particularmente La Alhambra.
En 2012 sus descendientes deciden reeditar su obra maestra "La Alhambra como fué y como es", disponible en las librerías de Granada e incluso a través de este blog.





 
 
En una época en la que podía considerarse que el poder de la iglesia sobrepasaba ámbitos que no le incumbía directamente e incluso como se ha podido ver a través de los siglos, en su nombre actuar de forma absolutamente contraria al mensaje que quiso dar Jesús El defensor se encuentra a veces frente a posturas radicales que le obliga a reaccionar.
 
 
"Consideramos compatibles la religión y el amor al pueblo, al progreso y a la justicia; y somos contrarios a ese fanatismo, ciego y torpe, que hace más daño a la Iglesia que todo el que puedan hacer sus más feroces enemigos.
En realidad, los verdaderos católicos somos los que tratamos de que la religión no se haga incompatible con el Poder civil y las aspiraciones progresivas de la Humanidad...."(1910).