sábado, 28 de noviembre de 2015

Trabajos de investigación y divulgación de Luis Seco de Lucena Paredes (II)




Difundió la obra de Ganivet, procurando dar informaciones las más precisas posibles,  mediante un estudio exhaustivo que publicó la UGR, y una serie de conferencias que dio a lo largo y a lo ancho del territorio español. Pero ahí no se quedaron sus esfuerzos ya que traspaso nuestras fronteras, y en 1967, en Roma, en el instituto español de lengua y literatura organiza otra conferencia aprovechando el centenario del nacimiento del escritor granadino.



Juicio de Ángel Ganivet sobre su obra literaria (cartas inéditas) 1962


En este estudio, el catedrático una vez más va a poner de relieve su predilección para la investigación; su título anuncia por sí solo la voluntad de su autor: delimitarlo a la mirada que Ganivet proyectaba sobre su obra en el momento concreto que la escribía. Juicio propio, que ha podido llegar a nosotros mediante la lectura de la abundante correspondencia aún guardada y custodiada por amigos y familiares.
Seco de Lucena en ningún momento emitirá opiniones suyas, como lo hizo su tío Paco al escribir el prólogo de la primera edición del "escultor de su alma".





En efecto, Luis no tendrá la suerte de conocer personalmente a Ganivet, ya que murió antes de que naciera, incluso, forma parte de una generación posterior con criterios muy diferentes, por lo tanto no quiere elaborar, ni una recopilación de los escritos que le fueron dedicados, ni tampoco quiere emitir ningún juicio, en este caso probablemente por pura modestia. Cosa muy diferente a la que ocurre con Paco, que será compañero de instituto de Ganivet, cursará Derecho compartiendo aulas, formará parte de los amigos de la Cofradía del Avellano, y por último, participará al gran homenaje que le rindieron sus amigos en el momento de su prematura muerte, editando su última obra y organizando en Granada su "mise en scène".



Dicho homenaje fue el día 1 de marzo de 1898. Se estrena de noche la obra de Ganivet "El escultor de su alma". En las páginas del El Defensor, se describe la obra y el programa que cuenta con un dibujo firmado por Ruiz de Almodóvar y por Isidoro Marín. Levantó tantas expectativas en el mundo de las artes, que Madrid reclama su primera representación, pero se hará según la voluntad de Ganivet, en Granada. Pablo Loyzaga modeló un busto de Ganivet para esta ocasión, trasladado posteriormente al Salón de El Defensor. Respetando la voluntad de Ganivet, el importe de 90 pesetas correspondientes a los derechos de la obra, se dedicarán a erigir una estatua a Alonso Cano. 


En las columnas de El Defensor aparecieron los primeros trabajos de Ganivet que enviaba por correo desde sus diferentes destinos. Artículos que más adelante se transformarían en libros.

El estudio se articula en V capítulos:

I- La preocupación por Granada, como tema literario
II- Costumbres, arte y literatura nórdicas
III- La inquietud por el futuro de la patria
IV- El ciclo de Pío Cid
V- Ganivet poeta, obras perdidas, trabajos poco conocidos, cronología de la obra ganivetiana

Vamos a ir descubriendo los temas tratados en cada capítulos.


Capítulo I: La preocupación por Granada, como tema literario




Plano apertura de la Gran Vía de Colón (Granada)

Este capítulo trata en una primera parte, de la elaboración de la serie de artículos que se publicaron bajo el título de "Granada la Bella", por vez primera en El Defensor, con un detenimiento en los dos que no llegaron a las manos de los lectores por juzgarlos Ganivet demasiado insinuantes;  y por otra parte, de la preparación del "Libro de Granada", posterior a Granada la Bella, y que iba a ser ilustrado con los dibujos de los amigos de Ganivet. 

Es comprensible avistar en el comportamiento de Ganivet el reflejo de lo que sus ojos han contemplado a lo largo de sus viajes por Europa. No sé si se puede calificar de enfado, de frustración, en todo caso de gran pena cuando escribe estas palabras transcritas una y otra vez "la idea de embovedarlo la concibió de noche, en una noche funesta para la ciudad" (embovedado del río Darro a su paso por el centro de Granada).

Brujas

Brujas


Canal Saint Martín


Ganivet desea despertar, a través de sus artículos dedicados a Granada, el interés de los granadinos, procurando que tomen consciencia y valoren las características que hacen de Granada una ciudad única. Desea comunicarles que los conceptos de ensanche aplicados en Granada con la apertura de la Gran Vía son ya obsoletos e inadecuados, y que existen nuevos conceptos de ensanche que se adaptarían mejor a la ciudad. 

Nos dice Seco de Lucena que cabe destacar que Granada la Bella fue recibida con gran aceptación entre el público, lo que sorprendió enormemente a su autor, pues pensaba encontrar un rechazo frontal. Gracias a ello poco a poco Ganivet cambia su parecer, empieza a deducir que tal vez exista un medio para proteger la ciudad de modernos proyectos, y su juicio tan severo se llena de una esperanza nueva, tal vez por ello pone tanto empeño en explicar las razones que le motivaron cuando destruyó dos de los artículos que no llegaron nunca a publicarse, por miedo a sentir incomprensión y rechazo. 

Por otra parte nos dice Seco de Lucena, que es curioso el interés que demuestra Ganivet y la ilusión con la que se lanza en el proyecto del "Libro de Granada". Probablemente funda sus esperanzas en su voluntad de hacer una obra didáctica, en la que los granadinos averiguarían por sí solos las bellezas de Granada elaborando nuevos medios con el fin de incorporarla al nuevo siglo. Fue también en El Defensor donde se publicaron unos cuantos de los escritos que formarán parte del libro, ya que el editor inicial de la obra no encontraba el momento de publicarla. 

En fín termina Seco de Lucena el capítulo primero con estas palabras: 

"Esa ilusión tropezó con el escollo de la pereza granadina, en el que siempre se quiebran las buenas intenciones".

Capítulo II: Costumbres, arte y literatura nórdicas


En este segundo capítulo nos explica Seco de Lucena en que condiciones y con que propósito Ganivet escribió "Cartas finlandesas" y "hombres del Norte". Ganivet con estos trabajos quiso abrir una ventana hacia tierras tan lejanas y acercar España a la literatura escandinava.

En primer lugar es menester decir que siguieron el mismo proceso que las obras citadas en el capítulo primero ya que se publicaron en El Defensor en varios artículos a lo largo de varios meses. Pero son tan diferentes una de otra probablemente por el público al que les destinaba su autor. Aunque Ganivet escribiera sus Cartas finlandesas con la idea de dar a conocer en España aspectos de la vida cotidiana del norte de Europa y otros datos más generales, no les dió lo que consideraba el lenguaje adecuado con "ciertas expresiones" ni tampoco destinadas a un amplio público con"expansiones de familiaridad excesiva". Por ello al proponerse realizar Hombres del Norte se sugiere a el mismo la necesidad de que el lenguaje sea propio de las circunstancias ya que se disponía a dar a conocer literatos importantes ofreciendo la posibilidad de tener informaciones de primera mano gracias a sus conocimientos. Es importante destacar que esta última obra no llegó a acabarla.


Capítulo III: La inquietud por el futuro de la patria

Para entender las inquietudes de los que vivieron en esta época y darle sentido a la palabra patria es necesario ubicarse de lleno en este periodo de la historia de España como nación. La recién terminada guerra de Cuba y de Filipinas deja el gobierno, la patria, la nación, en una continua pregunta que se repite incesantemente. Y por supuesto se enfrentan varias opiniones y deja a España en una situación económica y social aún más complicada si cabía.

En este ambiente Ganivet intenta dibujar el espíritu español siempre según él, capaz de resurgir de la nada como el ave fenicia. Así lo explicará en su libro Idearium en el que deposita muchas expectativas. De esta obra deriva el intercambio de cartas entre Ganivet y Unamuno en las páginas del El Defensor. Cartas a través de las cuales cada uno procederá al desarrollo de su punto de vista, contestándose con una serie de argumentaciones muy propias de sus ideologías. Lo que sí es cierto es que Seco de Lucena no dejó escapar la ocasión para volver a abrirle a Unamuno las páginas de su periódico en el que a partir de este momento se seguirá sus publicaciones (La vocación y el maestro) y se publicaran algunos de sus artículos (Ciencias y letras).

Capítulo IV: El ciclo de Pío Cid

El capítulo IV es el más largo ya que Seco de Lucena lo dedica al análisis por parte de Ganivet de sus obras más relevantes por su calidad literaria. Nos hace una propuesta en la que engloba El imperio Maya como el prólogo, Pío Cid como el desarrollo y finalmente El escultor de su alma como la conclusión, así el todo forma el proceso evolutivo del razonamiento de Ganivet, desde su nacimiento hasta su muerte. Dice el propio Ganivet hablando de su libro "La Conquista", que editó varios años después de haberla acabado y que hoy día provoca dificultad a sus admiradores en comprender su mensaje, estas frases que tal vez nos ayude a entenderlo: "Pío Cid en Maya, quise que fuera un Robinson español, un hombre de acción y de perspicacia, un transformador de hombres, si cabe decirlo así". Poco a poco Ganivet va ordenando sus ideas, sin quedarse nunca totalmente satisfecho del resultado pero sin embargo satisfecho de la impresión que causa entre sus amistades. Dice Seco de Lucena que En el Escultor Ganivet quiere transmitir un mensaje fundamental: "el alma posee una fuerza creadora, casi omnipotente que tiene su creación definida: perfeccionarse sí misma".


Capítulo V: Ganivet, poeta, obras perdidas, trabajos poco conocidos, cronología de la obra ganivetiana

En este último capítulo se citan los trabajos de los que Ganivet hace alusión en sus cartas pero no se publicaron, ni tampoco se conocen, ya que existen serias dudas que los llevara a cabo antes de su prematura muerte. 




lunes, 23 de noviembre de 2015

Lo interesante de estos artículos para mi entender a día de hoy, no es por supuesto la discusión entre el señor Molina Fajardo y el señor Seco de Luena sino estos dos puntos:
- cómo Seco de Lucena explica de donde saca esta nueva información sobre el nombre de la sultana.
- y por supuesto, de cómo incluso hoy día perdura la confusión.



FÁTIMA ,LA MADRE DE BOABDIL


POR luis Seco de Lucena Paredes, PATRIA 10 de enero de 1962

En el número de Patria correspondiente al martes 12, del mes de diciembre, y tratando de la tradición granadina conocida por "Suspiro del Moro", apareció una carta abierta mía, seguida por un cariñoso comentario de muy buen amigo don Eduardo Molina Fajardo, a quien, dicha carta iba dirigida. Creo que el comentarista no interpreto exactamente mi pensamiento y desde que leí su comentario, abrigué el propósito de aclarar algunos conceptos expresados en mi carta, aclaración que, de paso, podría ilustrar a los lectores de este periódico no especializado en el estudio de la historia de Granada musulmana, sobre aspectos de esta historia que , con frecuencia, suelen ser temas de literatura local. Una dolorosa desgracia personal ocurrida en aquellos días y que me afecta hondamente, me ha impedido hasta hoy realizar mi propósito.

Estima el señor Molina Fajardo en su comentario, que si yo admito en mi carta doble denominación para Muley Hacén y Boabdil y lo consiento aun en textos estrictamente históricos, no puedo sorprenderme de que en un texto literario se nombre Aixa a la esposa de Muley Hacén porque así al que escribe y la totalidad de los lectores es más conocida. A esto claro que, cuando escribo "Abul-I-Hasan Ali a quien conocemos por Muley Hacén", y "Abu Abdallah Muhammad al vulgarmente se denominamos Boabdil", no doy doble a cada uno des estas dos personas, sino que, primeramente, expreso la correcta transcripción castellana del nombre árabe (porque, por mi condición de especialista en la materia, me siento obligado a hacerlo) y luego, la forma en que, a causa de determinados fenómenos fonéticos que huelga explicar aquí, tal transcripción adquirió carta de naturaleza en nuestra lengua.

Entre musulmanes, es frecuente que el nombre de persona conste de dos elementos: la "kunya" (de donde el castellano "alcurnia") especia de prenombre y el "ism", o nombre propiamente dicho. la "kunya" está a su vez constituida por dos vocablos, el primero de los cuales es "Abú", si se trata de nombre de varón. Abu-I-Hasan fué la "kunya" y Alí el "ism" del primero de los dos sultanes anteriormente citados, en tanto que el segundo tuvo Abu Abdallah por "kunya" y Muhammad por "ism". Boabdil no es otra cosa que una transcripción castellan muy corrompida del árabe "Abu Abdallah", primer elemento del nombre del último monarca granadino. En cuanto a Muley Hacén es transcripción , aún más corrompida, del primer elemento del nombre  y antecesor en el trono, elemento que va precedido de la expresión "mawlayya", fórmula de tratamiento propio de rey y que equivale a la española "majestad". En resumen, Muley Hacén es sintética traducción castellana  corrompidade la frase árabe "mawlayya Abu-I-Hassan", que quiere decir: "mi señor Abu-I.Hassan". Creo que esto queda suficinetemente aclarado.

Ahora bien; Aixa y Fátima son dos nombres propios de mujer, perfectamente distintos, y que en ningún caso, se pueden atribuir simultáneamente a una misma persona. Llamar a Aixa a una musulmana que tenga Fátima por nombre, es simplemente y llanamente un error, como sería entre nosotros llamar "Rafaela" a una mujer que tuviese "Enriqueta" por nombre. Creo que esto queda también suficientemente aclarado.

Cierto que por ignorancia, muchos errores históricos han sido mantenidos a través de los siglos; pero cuando tales errores fueron descubiertos y rectificados mediante la investigación científica y el estudio de las fuentes informativas, ninguna persona sensata siguió manteniéndolos con insistencia contumaz.

En mis años mozos aprendí que fue en la batalla del Guadalete donde los árabes derrotaron y dieron muerte a don Rodrigo, que es lo que en aquel tiempo se creía respecto de tan trascendente suceso, por defectuosa y errónea información. Estudiado, en el primer tercio de este siglo, los "Ajbar Machmua" y otras fuentes árabes anteriormente desconocidas, apareció claro que la batalla se desarrollo a orilla del lago de Janda, junto a la desembocadura del río Barbate y que don Rodrigo no pereció en aquella memorable acción. Ninguna persona medianamente culta escribe hoy que don Rodrigo fue derrotado y muerto en la batalla de Guadalete y qcasi todo el mundo sabe que no hubo tal batalla y que el último rey visigodo pereció en la de Segoyuela, en septiembre de 713, es decir, tres años después de que los musulmanes hubiesen puesto pie en la península y de la fecha en que tradicionalmente durante varios siglos se había dado para su muerte, aunque en algún tratado de historia de España´, escrito por trasnochado autor, se cuente otra cosa.

Afirma el señor Molina Fajardo por desgracia para la pureza onomástica que yo pretendo- y que él, desde ese instante, defenderá - mi teoría no ha sido seguida aún por los historiadores de nuestro tiempo y en apoyo de su afirmación, aporta el testimonio de dos historiadores y un arabista, todos tres de gran relieve: los señores Aguado Bleye, Carriazo y García Gómez. En primer lugar yo, mediante el estudio de documentos árabes hasta entonces inéditos, confirmaba lo que en 1910 descubrió Garrido Atienza, esto es, que la referida sultana se llamó Fátima y no Aixa, como hasta entonces se había venido creyendo; y establecía, además, la ascendencia de esta dama y su parentesco con otras personas de la dinastía.

En suma, según el testimonio de nuevas fuentes informativas, de tan indudable legitimidad como son las escrituras notariales, ratificaba la rectificación, ya hecha, de un error histórico y completaba, con noticias desconocidas anteriormente, la información que poseíamos acerca de la madre de Boabdil. Ni una ni otra cosa pueden ser rechazada lisa y llanamente por un hombre de ciencias y menos por un investigador; para no admitirlas es necesario probar la falsedad de ambas. Y esto, que yo sepa, no lo ha intentado nadie hasta ahora.

Respecto a los tres testimonios aducidos por el señor Molina Fajardo para probar que las conclusiones a que llegué en mis estudios no han sido aceptadas, sólo considerar válido el historiador Aguado Bleye, que tiene el refrendo del también historiador don Cayetano Alcázar. Luego veremos la confianza que, en cuanto afecta a la historia del reino granadino durante el siglo XV, pueden inspirar ambos historiadores.

No vale considerar válido el testimonio del señor Carriazo porque este no cita por sí mismo a la sultana de que me vengo ocupando. Se limita a editar una crónica del siglo XVI, cuyo autor (no el señor Carriazo) da el de "Aixa" como nombre de la madre de Boabdil. No es, pues, el señor Carriazo (no podía serlo de forma alguna habida cuenta de sus vastos conocimientos de historia musulmana granadina), que incurre en error, sino el anónimo autor del la crónica. La cual crónica contiene, además, otros varios errores de mucha mayor importancia. Al editarla, el señor Carriazo declaró:" Luego está la crítica de su contenido, para deducir el valor de sus noticias. Es tema de más porte y labor más larga, en la que tiene palabra preferentemente los arabistas. Yo sólo pretendo ahora poner en circulación el texto". (Página 13 del estudio).

Tampoco puedo considerar válido el testimonio del señor García Gómez, porque no consta que haya sido el quien haya redactado el párrafo al que alude el señor Molina Fajardo. Se limitó a dirigir la sección "España Árabe" del "Diccionario de Historia de España" y aquella parte de la obra fue redactada con anterioridad a la publicación de mi trabajo "La sultana madre de Boabdil", trabajo que, consecuentemente, ni el señor García Gómez, ni sus colaboradores pudieron haber leído. Mantengo con mi ilustre y querido colega, una constante relación científica y me considero autorizado para afirmar, sin lugar a dudas, que en un estudio suscrito por su firma no habría aparecido semejante error.

Tuve con Pedro Aguado Bleye y con Cayetano Alcázar que revisó la reedición del "Manual de Historia de España", escrito por el primero, muy buena amistad, estimo la importante labor por ambos realizada y aprecio en cuanto vale, la admirable contribución que aportaron a los estudios históricos; pero todo esto no me impide expresar mi opinión de que ellos, como otros muchos insignes historiadores, no han prestado al reino granadino musulmán la atención que a todo España debe inspirar el estudio de la historia patria, porque, en definitiva, la historia de ese reino granadino no es historia extranjera, sino historia de España, tan historia de España como puede serlo la del reino de Castilla, o la del Condado de Barcelona. Tema es éste de que me ocuparé con más amplitud otro día.

Hoy, sin propósitos exhaustivo, ni mucho menos, voy a señalar algunos de los errores de bulto que, en rápida ojeada, que encuentro en los capítulos dedicados por Aguado Bleye a la historia de Granada durante el siglo XV en su "Manual sobre historia de España", edición de 1954, revisado por CAyetano Alcázar; y deseo declarar previamente, que me consta que tales errores y otros menos importantes, son objetos de rectificación en las explicaciones, comentarios y aclaraciones que a nuestros alumnos de la Facultad de Letras, hace el catedrático titular de la asignatura.

Escribe don Pedro Aguado y suscribe don Cayetano Alcázar en la página 809 del tomo I del citado manual: " Sin seguridad plena puede seguirse la sucesión de Yusuf III, empezando por Muhammad VIII, el Izquierdo (1417-1444), contra el cual el sublevo Mohammed el Zaguer...". Si Aguado Bleye o el revisor de su obra hubiesen consultado la "Crónica de Juan II de Castilla", escrita por Alvar García de Santa María, en la parte que aún permanece inédita, pero que conserva por lo menos en dos manuscritos, que yo sepa, uno existe en la Biblioteca Capitular y Colombina de Sevilla y otra en la Nacional de París; y si, además, hubieran podido consultar (posibilidad de que carecían por ignorancia de la lengua árabe) lo que respecto de esos dos monarcas cuentan Manqrizi, Chauhari, Sajawi y Tagribardi (¡nada menos que cuatro historiadores coetáneos!) habrían tenido la "seguridad plena" de todo lo contrario de lo que escribieron; y en su lugar habrían escrito muerto Yusuf III en 1417, fué sucedido en el trono por su hijo Muhammad el Zaguer, al cual destituyó dos años después, en 1419, el usurpador Muhammad el Izquierdo. Entonces se habrían dado cuenta de que Muhammad el Zaguer hace el número VIII y Muhammad el Izquierdo el IX, en la serie de los nasríes llamados Muhammad y no al contrario.

Mucho más grave es el error en que dichos historiadores incurren cuando en la misma página de la citada obra y un poco después del párrafo arriba transcrito, afirman: "Sucede a Yusuf IV otro usurpador, Abu Amd Allah Muhammad X (1445-1453)". Sin necesidad de acudir a la exploración de fuentes inéditas y tan sólo mediante la consulta de la antes referida "Crónica de Juan II" de García de Santa María, en su parte publicada (volúmenes 99 y 100 de CODOIN), o, menor esfuerzo, con la simple lectura de la "Reseña Histórica" que hace más de un siglo, en 1859, insertó don Emilio Lafuente en sus "inscripciones Árabes de Granada", o la del Apéndice B que, con título de los "Beni Nasr o Naserfes de Granada", agregó, hace ya también más de un siglo, en 1857, don Pascual Gayangos a su edición de las "Ilustraciones de la Casa Niebla", de Barrantes Maldonado, habrían conocido Aguado Bleye y Cayetano Alcázar las conclusiones a que en su tiempo, llegaron aquellos dos ilustres arabistas españoles y habrían aprendido que Yusuf IV sólo reinó de enero de 1432 a abril del mismo año y no hasta 1445 y que fué destituído por Muhammad IX el Izquierdo y no por Muhammad X, como dichos historiadores afirman.

Errores de menor monta pueden ser señalados a porrillo en las páginas del "Manual" dedicadas al siglo XV del reino granadino. La obra del señor Aguado Bleye, de altísimo valor en otros diversos aspectos, no ofrece ninguna garantía, ni puede ser citada como autoridad, en caunto afecta al mencionado siglo XV del Islam granadino. Pero refiriéndome concretamente a la sultana madre de Boabdil, cabe señalar que Aguado Bleye cita a esta reina con varios nombres, aunque nunca con el que legítimamente le corresponde. He aquí dos citas cogidas al azar: "Aixa" en la página 7 del tomo II, atribuyendo además, gratuitamente, el error al cronista Hernando de Baeza, el cual no mienta en su crónica el nombre de esta dama;y "Anea", en la página 58 del mismo II tomo. Etsá claro que el autor del "Manual de Historia de España" ni aceptó, ni dejó de aceptar la rectificación del nombre de la madre de Boabdil que, en 1910, propuso Garrido Atienza y que yo ratifiqué en 1947, señalando además, la genealogía de esta reina. Lo que resulta evidente es que ni Aguado Bleye, ni CAyetano Alcázar conocían ambos estudios. En otro caso, poco les habría importado añadir un tercer nombre a los dos distintos que dan en la obra.

Otros muchos historiadores, más familiarizados con la historia granadina, no incurren en el error de llamar Aixa a Fátima, madre de Boabdil. Lamento que, por las circunstancias expuestas al principio, y las fiestas navideñas, yo no haya tenido ocasión de consultar algunas obras que no forman de mi particular biblioteca, desde donde escribo y en las que recuerdo haber encontrado rectificado el error histórico que motiva este artículo. Pero como para muestra basta con un botón, aduciré un testimonio de mucha valía. Dice don Manuel Gómez Moreno en "El cementerio real delos nazaríes de Mondújar": "Así resulta Abulhacén casado con prima suya, hija del Zurdo, puesto que ambos tenían por bisabuelo a Yusuf II. Ella se llamaba Cetti Fátima, con dictado de la Horra, mujer de varonil entereza y grandes ánimos, que acompaño en el destierro a su hijo, el Chiquito, y que hubo de pasar con él a Berbería". En nota, agrega Gómez Moreno: " La que ciertamente se llamaba Aixa es la hermanadel Chiquito, desterrada con él".

LUIS SECO DE LUCENA PAREDES




martes, 17 de noviembre de 2015

LAS DIFERENTES UBICACIONES DEL PERIÓDICO EL DEFENSOR DE GRANADA

(hasta 1915)

El 20 de septiembre de 1880 amanece Granada con un nuevo periódico en sus calles, El Defensor de Granada. Luis Seco de Lucena fue su fundador y propietario hasta diciembre de 1907, cuando decide venderlo. Seguirá siendo director por un periodo suplementario de 8 años (1915). En 1936, con los primeros estragos de la guerra, desaparece .

A lo largo de sus primeros 35 años de vida cambió su ubicación en varias ocasiones, adaptando sus oficinas bien a la necesidades que originaban su crecimiento, bien a la maquinaria de su imprenta cada vez más moderna y que contaba con los últimos avances tecnológicos del momento.

En 1894, abre sus nuevas oficinas en la céntrica calle Reyes Católicos, justo al lado del ayuntamiento, instalando en su primera planta EL SALÓN DEL DEFENSOR, lugar de exposiciones, de conciertos y de reuniones. La imprenta se queda ubicada en la calle Jardines junto al domicilio del propietario. Hay que esperar el año 1900 para que de nuevo se mueva el taller de impresión al callejón de las campanas dónde Seco de Lucena compra un carmen en el que se instalará con su familia.

Luis Seco de Lucena se impuso desde el primer día un ritmo de trabajo intenso ya que trabajaba 18 horas al día, ausentándose del periódico a las 5 de la mañana (una vez revisada la portada) y volvía a las 11 para empezar de nuevo con su pasión. El Defensor fue el primer periódico que iba a salir por la mañana, imprimiéndose de noche, ofreciendo a sus lectores ampliaciones de noticias, si fuera necesario, durante la tarde mediante un suplemento, o varios suplementos como ocuriró durante los acontecimientos de la guerra de Cuba.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Próximamente respuesta publicada el 10/01/1962


FATIMA RECLAMA SU NOMBRE


(Carta abierta del catedrático Luis Seco de Lucena) PATRIA 12/12/1961
Sr. don Eduardo Molina Fajardo,

Mi querido amigo:


Leo siempre con interés los sabrosos artículos que vienes publicando en la página que PATRIA dedica diariamente a la Granada actual y a la evocación de la Granada de otros tiempos. El que apareció el pasado día 5 con el título de "La mirada hacia atrás", me induce a escribir esta carta con el doble propósito de advertirte de un pequeño error, escapado al correr de la pluma, y de completar la información que ofreces acerca de la tradición del "suspiro del moro".


El error se escapa con frecuencia de la pluma de literatos e historiadores insignes y lo que es más grave, lo encontramos  a veces, en tratados de historia de España, que se hayan como libros de textos en algunos centros docentes, lo cual, como es lógico, contribuye a su persistencia. Sin embargo, los granadinos debemos subsanarlo porque afecta a nuestra historia local.


Consiste dicho error en llamar Aixa a la esposa del sultán Abu-I-Hasan Alí (a quien conocemos por Muley Hacén) y madre del último monarca granadino Abu Abdalláh Muhammad, el que entregó esta ciudad a los Reyes Católicos y al cual vulgarmente denominamos Boabdil. El verdadero nombre de esta princesa que llegó a ser sultana, fué el de Fátima. Se llamó Aixa una hija suya y hermana, por lo tanto, de Boabdil.Hace ya varios años que en ALANDALUS, revista que editan las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, y con el título "la sultana madre de Boabdil", publiqué un trabajo en el que, conjugando la información de una crónica y varios documentos árabes y un privilegio rodado de los Reyes Católicos fije el nombre (Fátima) y la genealogía (hijo del sultán Muhammad ben Nasr) de esta reina granadina, la cual, según cuentan las historias, fué mujer de varonil carácter, dotada de gran energía y de entero corazón.


Pienso que el suceso, real o imaginado, que dió origen al nombre del lugar granadino conocido por "Suspiro del Moro", acaso tenga más de real que de imaginado; a pesar de que siempre se ha creído lo contrario y ha sido considerado como una bella y conmovedora leyenda. Me afirma en tal opinión la circunstancia, que creo que hasta ahora no ha sido advertida, de que la versión recogida por fray Antonio de Guevera no fué la única que circuló en Granada durante la primera mitad del siglo XVI, en tiempos inmediatos al suceso.


Coetánea, si no anterior a la que el fraile nos dió en sus "epístolas familiares", es la que recogió el anónimo autor de la "Historia de la Casa Real de Granada", interesante opúsculo sobre los reyes nasaríes que conservaba inédito en la biblioteca de la Real Academia de Madrid, hasta que mi ilustre colega e investigador de la historia granadina desde el lado cristiano, don Juan de Mata Carriazo, catedrático de la Universidad de Sevilla, lo editó en nuestra MISCELANEA DE ESTUDIOS ARABES.Cuenta así el suceso el anónimo autor de la "Historia": "Vueltos los Reyes Católicos al campo con el rey Chiquito, en tanto que sus capitanes se apoderaban de las fuerzas, después a 6 de enero, entraron con grandísimo triunfo en la ciudad; de salió el rey Chiquito para ir a Val de Purchena en las Alpujarras. Y llegando a un monte donde se pierde la vista de Granada, como vuelta la cabeza se tornase a llorar, su madrastra la reina Zoloyra le dijo pues que no había sido para defenderla como hombre, que no llorase como muger".


La anónima "Historia" de donde procede el párrafo anterior debió ser escrita en la primera mitad del siglo XVI (según supone el señor Carriazo), es decir anterior o simultáneamente  a la aparición de las "Epístolas Familiares de fray Antonio de Guevera y no cabe suponer un plagio porque, además, las versiones recogidas por los autores de ambas obras son distintas. Coinciden en lo esencial: que Boabdil, al alejarse para siempre de Granada, reprimió un sollozo.


Según la versión de fray Antonio de Guevera, la madre de Boabdil (cuyo nombre no cita) reprochó a su hijo no haber sabido defender la capital de su reino. Según la versión del anónimo autor de la "Historia", fué su madrastra "Zoloyra" quién le lanzó el amargo reproche. En "Zoloyra" no cuesta trabajo descubrir una incorrecta transcripción castellana del árabe "Zorayya", nombre que tomó Isabel de Solís  cuando se convirtió al Islam y fué desposada por Muley Hacén.


Se ha venido creyendo que el relato de fray Antonio de Guevera es puramente imaginativo; pero tal sospecha carece ahora de todo fundamento y no es posible poner en tela de juicio que entre los moriscos granadinos de la primera mitad del siglo XVI circulaba conservado por tradición oral, como prueban sus dos distintas versiones, el relato de lo que acaeció a Boabdil en el lugar que hoy conocemos como el "Suspiro del Moro".


Las dos versiones conocidas des esta tradición, han tenido recensiones en historiadores posteriores. Podemos ver la de fray Antonio de Guevera en la "Historia de rebelión y castigo de los moriscos" de Luis del Mármol, cuya primera edición fué publicada a fines del siglo XVI, es decir sesenta años después de las "Epístolas familiares". La del anónimo autor de la "Historia de la Casa Real de Granada" la encontramos notablemente amplificada en el libro XL del "Compedio Historial" de Esteban de Garibay, publicado en Amberes el año 1571.


En una órbita mía sostengo que toda la leyenda tiene un fondo histórico que la creación literaria suele deformar en holocausto de la mayor fuerza política. No existe ninguna razón para negar ese fondo a la bella y conmovedora leyenda del "Suspiro del Moro". Al contrario, las fuentes informativas a que antes me refiero parecen afirmarlo de manera convincente. Para mí, lo histórico está en la leyenda, el suceso realmente acaecido, lo constituye el sollozo de Boabdil cuando contempló, por última vez, la ciudad de que le apartaba el Destino. Lo puramente imaginativo es el reproche que le lanzó su madre, según unos, o su madrastra, según otros; aditamento que imprime al relato una gran fuerza poética.


Un cordial saludo de tu buen amigo.

LUIS SECO DE LUCENA PAREDES



Nos congratula  que el ilustre catedrático, investigador afortunado de la historia árabe de Granada, coincida exactamente con nuestro parecer, expuesto en el artículo "La mirada hacia atrás", salvo en un dato onomástico. El criterio del que firma esta sección quedó condensado en tres líneas: "Dudamos de las palabras de Aixa, y acogemos con certeza las lágrimas del Boabdil de nuestras crónicas".


Respecto al Aixa en vez de Fátima, ya recordábamos que don Miguel Garrido Atienza aclaró, en 1910, el nombre de la madre del monarca nasrí, indicando el privilegio rodado, expedido en 30 de diciembre de 1492, en que se dice "e agora la Reyna cetí Fátima, madre del dicho Rey Muley  Baavdili..."; pero consignando también que con el nombre de Aja o de Aixa "nos es más conocida".

Si el admirable profesor admite en las líneas anteriores doble denominación para Abu-I-Hassan Ali " a quien conocemos por Muley Hacén" , y Abu Abdallah Muhammad, "al cual vulgarmente denominamos Boabdil" y lo consiente aún en los textos estrictamente históricos, ¿cómo se sorprende de que en un texto literario recordemos a Aixa, siguiendo la observación del señor Garrido Atienza, porque así, al que escribe y a la totalidad de los lectores "no es más conocida"?

Por desgracia la pureza onomástica que pretende nuestro excelente amigo, - y que nosotros desde esta instante defendemos, aliándonos con él - su teoría no ha sido seguida aún por los historiadores de nuestro tiempo. Tenemos sobre la mesa en interesante "Diccionario de Historia de España" publicado en 1952 por la "Revista de Occidente", cuya sección "España árabe" ha sido dirigida por el orientalista  y académico don Emilio García Gómez; y en el leemos Aixa en vez de Fátima. En el extenso "Manual de Historia de España de don Pedro Aguado Bleye, revisado por don Cayetano Alcázar, editado en 1954 y que sirve de obra de consulta en la sección de Historia de las Facultades de Letras, se escribe Aixa. Y hasta en la magistralmente erudita "Miscelánea de Estudios Árabes" que dirige el propio don Luis, se publicó hace cuatro años un trabajo del profesor Juan de Mata Carriazo, - precisamente el estudio que se cita en la carta - y en el que se nombra dos veces a la reina Aixa, sin añadir ninguna nota aclaratoria.


A pesar de todo ello, y precisamente por eso, nos parece que el prestigioso catedrático y principal investigador español del reino de Taifas granadino. debe de incrementar su propaganda a favor del reconocimiento de Fátima en contra el Aixa. Y la primera medida localista ¿no debería ser el ayuntamiento de Granada que varíe el nombre de la Cuesta de Aixa? Pues mientras una calle de nuestra población proclame oficialmente su homenaje, con tal nombre a la madre de Boabdil, no hay nada que hacer. ¡ Y siempre será más fácil sustituir un azulejo en un muro, que unos renglones en millares de doctos volúmenes impresos!


E.M.F.

viernes, 16 de octubre de 2015

El cuarto Polígono de Granada (10/03/1968)

Señor don Santiago Lozano.

Director de IDEAL

Mi querido amigo:

En el periódico que con tanto acierto diriges, correspondiente al pasado domingo día 3, y con el título "Los tres polígonos de Granada", se publicó un interesante artículo editorial en el que su autor, reflejando exactamente a mi juicio el sentir de los granadinos, se congratula por "algunos logros, perspectivas y circunstancias recientes" que, sin duda alguna, redundan en beneficio de la ciudad. Explica tu redactor lo que van a ser en un futuro próximo en barrio de La Paz, el Merca-Granada y "Agresa" y da cuenta de las gestiones que se han realizado y que se vienen realizando para que los respectivos proyectos plasmen en tangible realidad.

El título del artículo al que me refiero, "Los tres polígonos de Granada", parece excluir la existencia de otros, aunque el articulista no haya pretendido hacerlo. Y como hay en Granada un Polígono Universitario que, desde mi punto de vista (soy catedrático de la Universidad) reviste, en muy diversos aspectos, un interés superior al de los restantes polígonos; y, por otra parte, es posible que muchos granadinos no sepan, o sepan poco, acerca de dicho polígono universitario; y que quienes conozcan su existencia, ignoren las dificultades que ha sido preciso vencer y los esfuerzos realizados para conseguirlo, yo, si tu amablemente me cedes un espacio en IDEAL, voy a intentar ofrecer a tus lectores una información que pretendo sea lo más completa posible.

El de dominio público el sorprendente crecimiento que la población escolar española ha tenido durante los últimos años y, como consecuencia de ello, los dos graves problemas que ha planteado: uno, la falta de docentes; otro, la insuficiencia de locales donde impartir las enseñanzas. Por lo que afecta a la Universidad de Granada, en el transcurso de un quinquenio se ha duplicado el número de alumnos inscritos en sus diversas Facultades, número que, en el curso 1961-1962 se cifró en 5.227 y que, en el actual excede de los 10.000. Al crecimiento del alumnado hay que añadir la mayor especialización que, por causo de progreso de la Ciencia, y de acuerdo al ritmo seguido por otros países, se viene imprimiendo a los estudios de determinados materias y que cristaliza en la división de una Facultad en Secciones, lo cual, a efectos de profesorado y locales, implica la conversión de una Facultad en otras varias. La de Letras granadina consta hoy de cinco secciones.

En Granada, a pesar de que varias Facultades (Letras, Medicina y Farmacia) disponen de edificios propios, independientes del que ocupa la vieja Universidad; a pesar de que, en algunos de estos edificios se han realizado recientemente importantes obras de ampliación; a pesar de que, a efectos de utilización de locales, los cursos de matrícula más numerosa han sido divididos en grupos, de acuerdo  con la capacidad de las aulas disponibles; a pesar de que, consecuentemente, las enseñanzas se explican mañana y tarde, lo que entraña una doble tarea para el profesorado; y a pesar de todos esos pesares, las aulas universitarias no dan abasto para acoger al creciente número que acuden a ellas.

Va para cuatro años que, con certera visión del porvenir, el rector y la Junta de gobierno de la Universidad de Granada, de una parte, previendo la futura concurrencia de las actuales circunstancias; y estimando, de otra, que, había cuenta de la categoría de Granada y del prestigio que goza su Universidad, era necesario dotar de centros de enseñanza superior en armonía con las exigencias del tiempo en que vivimos, decidieron proponer al Gobierno la creación de una Ciudad Universitaria que satisficiese las necesidades, de diversa índole, sentidas por la juventud estudiosa de nuestros días. Una Ciudad Universitaria a la moderna, enclavada en zona verde, con instalaciones deportivas, con mensa académica, para profesorado y alumnos, con centros experimentales de enseñanza, con colegios mayores y con edificios funcionales capaces de contener cómodamente al alumnado.

El ministerio de Educación y Ciencia acogió favorablemente la propuesta de la Universidad granadina, prestándole decidido apoyo económico y el Ayuntamiento de Granada cooperó con entusiasmo y eficacia a la realización del proyecto, mediante la cesión de dos parcelas que, según el plan de Ordenación Urbana, integraban al Parque de la ciudad. Para que la cesión tuviese efecto fue necesario modificar el citado plan de Ordenación Urbana, conseguir informe favorable del Consejo de Estado y de la Comisión Central de Urbanismo y, finalmente, que el Consejo de ministros autorizase la modificación. El expediente se tramitó a pie de marcha y el 14 de agosto de 1965, tras laboriosas e ininterrumpidas gestiones, fue dictado el correspondiente decreto.

Los terrenos cedidos por el Ayuntamiento abarcaban una superficie  de 86.000 metros cuadrados y como el espacio calculado para la ubicación de la futura Ciudad Universitaria excedía de los 200.000 y las parcelas colindantes con las que cedió el Municipio pertenecían a particulares, fue preciso otro decreto, esta vez de expropiación forzosa, que el ministerio de Educación y Ciencia dio el 25 de octubre del mismo año.

Inmediatamente después de ser ocupadas las parcelas cedidas por el Ayuntamiento, comenzó la construcción de algunos de los edificios que integran la Ciudad Universitaria, mientras que se iniciaba el expediente expropiación de los terrenos de propiedad particular, cuya superficie alcanza  a unos 140.000 metros cuadrados y se formulaba el proyecto y presupuesto(que importa dieciséis millones de pesetas) para la urbanización del recinto en que aquélla ha de quedar comprendida, proyecto y presupuesto que han sido ya aprobado por el Ministerio de Educación y Ciencia. Para proceder a la subasta de las obras sólo quedan que sean ocupados los referidos terrenos y cómo convenía acelerar el trámite de su forzosa expropiación, por decreto del mismo ministerio, dado el 27 de junio de 1967, se acordó aplicarle procedimiento de urgencia. Por imperativo de la Ley, la ejecución de este último trámite compete al gobernador civil de la provincia, en cuyas manos se encuentra ahora el expediente.
El Polígono o Ciudad Universitaria queda limitado al Norte por la estación de Andaluces, calle de nueva apertura y la avenida de Calvo Sotelo; al Este, por calle también de nueva apertura y la prolongación de la carretera de Jaén; al Sur, por la plaza en la que se encentra la calle de Pedro Antonio de Alarcón y Fuente Nueva, y al Oeste, por la citada calle de Pedro Antonio de Alarcón. Uno de los centros que integran la nueva Ciudad Universitaria, cuyas edificaciones separan amplios espacios verdes, el instituto experimental para la formación del profesorado de Enseñanza Media, está ya en funcionamiento; en trance de terminación de obras se encuentra el edificio que ha de ocupar la Facultad de Ciencias, cuyo costo asciende a los doscientos millones de pesetas; y en periodo muy avanzado se hallan las de uno de los Colegios Mayores que van a ser emplazados en la Ciudad Universitaria.

A través del tramo del Camino de Ronda que enlaza la carretera de Málaga con la de Motril se descubría, hasta hace poco, uno de los más bellos y sugestivos panoramas granadinos. Era el de la vista general de Granada contemplada desde la Vega. Ahora lo oculta, casi totalmente, el antiestético cinturón de inmuebles que, por estos lugares, oprime el alma atormentada de la ciudad. Por suerte quedó libre de tortura un pequeño espacio cercano al puente de Andaluces y que linda con el recinto del polígono universitario. Este "mirador" de Granada, uno de los pocos que todavía no hemos perdido, tiene asegurada su permanencia. Dará acceso a la más amplia y principal vía de dicho polígono. Gracias a ello, quienes deseen deleitarse con la contemplación del peregrino panorama, podrán admirarlo "in situ" y no le será preciso evocarlo ante el curiosísimo documento gráfico de la batalle de Higueruela que un previsor artista nos dejó, hace dos siglos, en el Monasterio del Escorial. Por otra parte, los edificios enclavados en el referido recinto, que circunda espacios libres y extensa zona verde, ofrecerán bellas y quebradas perspectivas y las construcciones , por su escasa alzada, no dañarán al paisaje.

No es lícito que yo alegue "pro domo mea"; pero, ¿verdad que no estamos acostumbrados en nuestra tierra  a que se despliegue tanta actividad, se obre con tanta eficacia y se ponga tanta diligencia como las que el rector de la Universidad de Granada ha desplegado y puesto en juego para convertir en realidad lo que hace pocos años parecía una quimera?

Un fuerte abrazo. Luis Seco de Lucena.

jueves, 3 de septiembre de 2015

En varias ocasiones me han preguntado unos curiosos y desorientados turistas que deambulaban por el barrio del Realejo si podía indicarles donde se encontraba el barrio judío....Ante esta pregunta siempre se me escapa una sonrisa de medio lado y contesto con otra pregunta. "A caso quieren ustedes probar las famosas terrazas del Campo del Príncipe? o más bien está usted buscando lo que anuncia la famosa estatua a la entrada de la calle Pavaneras y plasmada en los planos de Granada turística?" Casi siempre aunque parezca insólito, buscan el Realejo: el barrio judío!!!, con lo cual les indico como recompensa a su labor de turistas interesados, que también se puede subir a la Alhambra por este barrio y pasear por su bosque, pues el barrio del Realejo de judío, tiene más bien, poco. Perdió principalmente lo que le quedaba de árabe y de judío en los años en los que se escribieron esta serie de artículos. Inmuebles de cinco plantas dejaron la calle Molinos tal y como la conocemos.

Tampoco he viajado mucho, pero sí que he visitado algunas ciudades atravesadas por ríos. Varias de ellas, que no se pueden comparar con Granada no solo por ser ciudades con mayor población y extensión como podrían ser Bordeaux o París, y tampoco,  por el gran caudal de sus ríos encantadores que usan viajeros para su gozo o empresas para transporte. Pero he visto Brujas o Gante en Bélgica, que se podría equiparar con Granada, en la que se respira la frescura y el encanto de sus canales. Siguiendo el curso de su río he podido sentir como en aquel rincón se ha parado el tiempo, como si una mano invisible y protectora se hubiera encargado de guardar para siempre lo que supo crear el Hombre aprovechando la ternura y el silencio del transcurso del agua.
Claro que Granada tiene la Alhambra, cuyas maravillas han sido y son de sobra cantadas, pero no hay que perder de vista que Granada es mucho más y que el interés general es que no deje nunca de parecerse al hermoso fruto que lleva su nombre: fuerte por fuera y de millones de rubíes por dentro.





Y Granada, antes....


 CARTA ABIERTA AL DIRECTOR GENERAL DE BELLAS ARTES (20/02/1968)

Luis Seco de Lucena Paredes


Granada carece de conciencia ciudadana capaz de justipreciar los valores artísticos de la ciudad
En el proyecto de ley sobre fiscalización alienta un grave peligro para Granada, que puede dejar de ser la ciudad de los Cármenes.

Excmo. señor don Gratiniano Nieto Gallo

Director General de Bellas Artes

Mi querido amigo Gratiniano:

Como te dije hace unos días, cuando tuve el gusto de saludarte en esa, estamos asistiendo pasivamente a una nueva "destrucción" de Granada. La anterior fue hecha en el pasado siglo. Bajo la piqueta demoledora van cayendo en estos días, una tras otra, nobles casas solariegas y nobles caserones típicos, de mayor o menor cuantía artística, pero que contribuían a la conservación del peculiar carácter de esta desgraciada ciudad. Dan paso a inmuebles antiestéticos, de innumerables plantas, que dañan el paisaje y estropean el aspecto urbano.

Lo peor que le puede ocurrir a Granada es que la aniegue una riada de dinero. Cuando la hubo, hace un siglo, al implantarse el cultivo de la remolacha, surgió la espantosa Gran Vía, una calle de segundo orden propia de una ciudad de orden más ínfimo. Surgió a costa de varios palacios árabes, algunas casonas renacentistas y barrocas, y bastantes casitas moriscas y, sobre todo, de un barrio con impronta medieval. Ahora vuelve a haber dinero, que yo, que no soy economista, ignoro de donde sale. Como quiera que el dinero vale poco y mucho una casa recién construida, conviene vaciar las arcas repletas y nada mejor, más fácil y productivo que asestarle duros golpes a la ciudad, destruyendo lo poco de monumental o histórico que va quedando en la parte baja des casco urbano; y de paso, desfigurando con construcciones inadecuadas, el pintoresco conjunto granadino que presentan sus barrios altos. El granadino se siente orgulloso con su Alhambra, única y sin igual en el mundo, y la posesión de esta joya inapreciable le deslumbra y aturde. Por eso, muchos de mis paisanos desdeñan otros valores estéticos que encierra la ciudad y que, en cualquier otra parte de la tierra, gozarían de unánime estimación y serían cuidado con cariñoso celo. Carecemos de una conciencia ciudadana capaz de justipreciar el tesoro granadino que no está constituido exclusivamente por la Alhambra.

En fin, por si todo esto fuera poco, un peligro mucho más grave, gravísimo, amenaza hoy a Granada. Ese peligro alienta en el proyecto de ley sobre fiscalización de solares, cuyo contenido explica el señor ministro de Hacienda, en unas declaraciones que publica la Prensa de día. si Dios no lo remedia y el proyecto, convertido en Ley, se aplica a Granada, ésta dejará de ser "la ciudad de los Cármenes", dictado por el que, como sabes, se la conoce universalmente, con universidad en el tiempo y en el espacio, porque desde la Edad Media se la viene denominando así, entonces por los literatos árabes; y después, por los de todo el mundo de Occidente.

Ni que decir tiene que si la citada Ley afecta a la integridad de Granada, los propietarios de los cármenes granadinos, un su mayor parte gente modesta, no podrán soportar los impuestos que se anuncian y antes de que transcurran los diez años a que alude el proyecto de Ley y el Estado disponga la expropiación forzosa de esos espacios verdes que son los Cármenes, se verán obligados a venderlos; y, quienes los adquieran, a construir inmediatamente en ellos, dando fin de una vez y para siempre, a algo consustancial de Granada, a algo que, a través de los siglo, ha constituido la nota característica y especialmente distintiva de esta ciudad.

Comprendo el loable fin que se persigue con el proyecto de Ley a que me vengo refiriendo; pero no hay Ley que no establezca excepciones justificadas para su aplicación; y aquélla debería establecerla definiendo, de modo preciso, la distinción entre solar edificable y espacio verde. Generalmente se estima solar toda parcela no edificada dentro del casco urbano; pero esta estimación no se compadece con la realidad. El solar edificable está desnudo de vegetación. El carmen la tiene desde hace cientos de años. Si la ley no distingue entre uno y otro, menos distinguirá el funcionario que deba determinar la imposición tributaria. Hay en Granada Cármenes que han adquirido categoría histórica, como el del Cuarto Real de Santo Domingo, la antigua Almanjarra de los monarcas nazaríes; ornato de un palacio árabe que aún se mantiene en pié; o el que adorna la casa morisca del Chapiz, por sólo citar dos de los más importantes de la ciudad. No todo es carmen en Granada, pero existen clarísimas zonas de cármenes, que tú conoces, como los barrios del Albayzin, la Churra, el Mauror, la Antequeruela, y el Realejo y es posible que alguna otra se me quede en el tintero.

En fin, aunque supongo que tú, tan atento siempre a la defensa de los valores artísticos de Granada, habrás advertido el peligro que amenaza a esta ciudad, como lo que abunda no daña, yo me permito darte el alerta con esta carta, por sí está en tu mano evitar la desaparición de los cármenes granadinos.

Recibe un fuerte abrazo de tu buen amigo,

viernes, 10 de julio de 2015

DIBUJOS DE ANA MARÍA SECO DE LUCENA VÁZQUEZ

Recuerdos



La ópera



Ventana en Normandía



Vista del Albaicín desde la Alhambra



Peñones en Almuñecar



Lago en Canadá


Puesta de sol en Granada



Recuerdos de mi jardín

Mesa granadina



Palmeras en la nieve....Granada




Otoño Canadá


Cármen granadino


Magnolio, su fragancia...



Río Genil a su paso por Granada




Mesa de Navidad



Mi casa




Ramo de flores




Manchi y Simón


domingo, 14 de junio de 2015

Luis Seco de Lucena Paredes declara  ¿vale la pena meditar en cómo se hace lo que aún queda por hacer? ya alertaba del peligro al que se enfrentaba Granada frente a la urbanización a ultranza y como visionario nos habla con estas palabras de Fez  "contigua al recinto árabe y emplazada en lugar que no causa ningún daño al magnífico paisaje que desde afuera". Palabras que hoy se podrían perfectamente adaptar a la situación que vivimos con el proyecto del Atrio en la Alhambra. En el, se queja también de la falta de una Ordenación sistemática en Granada pero con el tiempo hemos podido ver levantarse tantos edificios o construcciones que no pegan ni con cola en el mismísimo centro de Granada y todo ello por seguir criterios de modernidad que no significan absolutamente nada en una ciudad que ganaría mucha más si se conservara su encanto legendario. Y es que en Granada como en otras ciudades de provincias de muchos países como España, se deberían seguir unos criterios de modernidad que facilitaran el acceso y disfrute del conjunto de la ciudad, y no, unos que la afean sin aportar nada útil.


 DEFENSA DE GRANADA ARTÍSTICA Y PINTORESCA (PATRIA)



ZONAS DE ENSANCHE Y REFORMA INTERIOR DE CIUDADES MONUMENTALES

Luis Seco de Lucena Paredes

I. ZONA DE ENSANCHE


Señor don Eduardo Molina Fajardo, director de Patria,

Mi querido amigo:

Prosiguiendo la tarea que me he impuesto de los intereses artísticos y pintorescos de Granada, voy a tratar hoy lo que yo entiendo que debe ser un plan de ensanche de esta ciudad y otro día me referiré a las normas a que debiera ajustar su reforma interior.

El ensanche de una ciudad ha de someterse a un criterio que esté en armonía con las varias circunstancias que concurren en la urbe objeto de tal ensanche; y también, con la naturaleza de éste. Una cosa es el ensanche propiamente dicho, que implica la delimitación de zonas, el trazado de calles y la construcción de edificios más allá de las lindes del viejo casco urbano; y otra, muy diferente, la reforma interior de la ciudad. No se puede aplicar el mismo criterio al ensanche de una población situada en la llanura, que el que se aplica a la que se asienta sobre colinas; ni debe ser tratada del mismo modo que en una ciudad cualquiera, la reforma interior de la que reviste carácter  monumental y pintoresco. Tanto en el ensanche, como en la reforma interior deben influir poderosamente la configuración del suelo y la categoría artística de la ciudad. No es lícito prescindir de estos imperativos; y con referencia a ciudades que, como Granada, forman parte del Tesoro Artístico de la Nación, su observancia resulta absolutamente necesaria, por ministerio de la ley.

El ensanche de una ciudad emplazada en terreno llano, como Sevilla, pongo por caso, poco daño puede causar a su paisaje urbanístico, porque su caserío, visto desde fuera, presenta aspecto uniforme y carece de perspectivas. Por lo contrario, en ensanche de una ciudad como Granada, en la forma que, desafortunadamente, se está realizando, causa terrible estrago en el paisaje, porque aquí se dan circunstancias diametralmente opuestas a las que concurren en la capital hermana. La configuración del suelo que sirve de asiento a Granada, distribuye un caserío entre ciudad alta y ciudad baja; y como, además, el paisaje, contemplado desde afuera, ofrece bellísima estampa de quebradas líneas y de peregrinas perspectivas, una estampa cuya belleza realzan los espacios verdes que esmaltan sus colinas, diseminados en una de ellas, sobre la blanca mancha del caserío y que coronan, en la otra, los rojizos torreones de la Alhambra.

El desacertado ensanche de la ciudad hacia el O., robando, por añadidura, a la feraz vega granadina una buena parte de sus más fértiles tierras y permitiendo la construcción de los altos inmuebles que se alzan a casi todo lo largo del Camino de Ronda, ha arrebatado al Tesoro Artístico Nacional, una preciadísima joya; y ha privado a los granadinos de unos de los más deliciosos miradores que les ofrecía Granada. Pero el estrago ha sido doble, porque otro ensanche de la ciudad orientado al SO., el que forma el barrio del Zaidín y sus aledaños, que con insaciable apetito devoran el suelo, ha causado también grave daño en ese extraordinario paisaje, de universal renombre, que antes ofrecía la vega, contemplada desde los barrios altos de la ciudad.

El ensanche lógico de Granada debió ser orientado hacia el N., ocupando tierras que, por esta parte, son de ínfima calidad y ajustándolo a una planificación y a un ordenamiento urbano concienzudamente estudiado, para que, con su realización, no se lesionasen los altos valores estéticos de la ciudad, valores estéticos que no son exclusivamente nuestros, ni siquiera de España, sino que, como toda obra de Arte, pertenecen al legado común de la Humanidad, u de los que, consecuentemente, nosotros debemos considerarnos felices y afortunados depositarios. Pero aquí, Pero aquí el ensanche se está haciendo sin ton ni son, con ultraje de los intereses artísticos de Granada, y menoscabo del prestigio de que esta goza en el mundo. Modelo de ensanche de poblaciones conceptuadas artísticas y pintorescas ofrecen los realizados por los franceses en las ciudades enclavadas en la que fue Zona de su Protectorado en Maruecos. La moderna Fez, ensanche de la capital mariní,ocupa un sector llano, contigua al recinto árabe y emplazada en lugar que no causa ningún daño al magnífico paisaje que desde afuera, presenta la bellísima ciudad marroquí, la cual, como Granada, se asienta sobre dos colinas que separan el río.

Por otra parte, a la construcción de edificios en zona de ensanche, debe preceder la urbanización del correspondiente sector, dotándolo de servicios y trazando y pavimentando previamente sus calles.Aquí no se ha hecho nada de esto. En el mejor de los casos el propietario del solar solicitó, alegremente del Municipio que se le señalase línea y ésta le fue concedida antes de la urbanización total de la zona, de que se trazacen las calles y de que estas fuesen pavimentadas. Como malhadada consecuencia de tal absurdo existen en Granada, zonas de ensanche no pavimentadas, o urbanizadas a medias, cuyas vías, si es que han sido trazadas, carecen de pavimentación y cuando llueven se transforman en un lodazal  y resultan absolutamente intransitables. ¿Que me dicen ustedes del llamado Barrio Fígares o el de la prolongación de Recogidas? Y conste de que no es justo imputar, como suele hacerse, todos estos males al actual Municipio, porque muchos de ellos los heredó de los que le habían precedido. Y es que aún no disponemos de una Ordenación Urbana sistematizada, y lógicamente estructurada,  de acuerdo con las normas que se deben aplicar cuando se trata de poblaciones artístico-pintorescas, como lo es Granada.

Estos males han plateado a la Corporación municipal que hoy nos rige, serios y graves problemas, no sólo de carácter estético,sino también de índole económica; porque dada la gran extensión de la superficie que se ha edificado en los últimos años, su total y completa urbanización requiere mucho dinero y mucho tiempo, durante el cual habrán de proceder penas y fatigas los desafortunados vecinos de esos barrios. dice el refrán que a lo hecho, pecho; pero, ¿vale la pena meditar en cómo se hace lo que aún queda por hacer? Porque nuestra población crece constantemente y hay que dotarla de viviendas, viviendas sanas y confortables, en nuevas zonas de ensanche, con espacios verdes que impriman una nota de alegría y viveza al ambiente. Precisa, pues, perseguir el ensanche de la ciudad, ¿Hacía dónde? ¿Con qué criterio? Cualquiera que éste sea, es necesario, obligado, mantener el paisaje y respetar el carácter artístico y pintoresco de Granada.

Pienso tratar otro día de la reforma interior de la ciudad, un fuerte abrazo,